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Elf Malloren tiene ya 25 años y
parece que su discreta belleza y su aguda inteligencia son
inconvenientes para encontrar un marido. No es que a ella le
importe demasiado, pero la verdad es que se aburre
soberanamente porque ser la mujer de la casa de su hermano el
marqués de Rothgar no le da demasiado trabajo. El único hombre
que le atrae es uno de los mayores enemigos de su familia: su
cuñado Fort, el conde de Walgrave.
La novela comienza
cuando Elf se ha ido a pasar unos días con una amiga casada
para hacerle compañía mientras su marido está de viaje. Las
dos acuden a una fiesta de disfraces popular en unos jardines
de Londres y se hacen pasar por dos doncellas francesas para
divertirse.
Entre los arbustos, mientras huyen de un
rudo marinero que no entiende cuando le rechazan, escucha una
conversación muy sospechosa. En ella participa Fort y todo
hace pensar que está involucrado en una
traición.
Como sus hermanos no están allí para
ayudarla y ella le ha prometido a Chastity que iba a cuidar de
Fort, comienza a vigilarle para evitar que traicione a su
país. En sus intentos por protegerle, la verdad es que le mete
en más de un lío, siempre haciéndose pasar por doncella
francesa. El pobre Fort sobrevive casi toda la novela sin
saber exactamente qué le está pasando y cómo es posible que le
atraigan a la vez una muchacha sencilla francesa y una dama de
la aristocracia como Elf Malloren.
Lo mejor de la
novela es el personaje de Elf. Es atrevida, como dice el
título de la historia. Cuando se propone conquistar a Fort,
hace todo lo posible por conseguirlo, pero cuando se da cuenta
de que no da resultado, también sabe alejarse para no agobiar.
El protagonista masculino no es tan complejo, pero tampoco
está mal.
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